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Entrevista a Juan Pablo Morán Valdés, Oblato del Movimiento Apostólico Manquehue y nuevo Administrador del Colegio San Benito.
¿Dónde estudiaste?
Estuve en dos colegios que me marcaron harto; el San Ignacio El Bosque hasta 8° Básico y después, en el Colegio Tabancura, hasta IV° Medio.
Entré a Derecho en la Universidad de Chile, que igual fue un espacio fuerte. Yo salí del colegio justo en la época del plebiscito, por lo que la Universidad de Chile tenía también una marca especial y la Facultad de Derecho era un lugar súper militante, de todas las tendencias, por lo que igual fue una etapa entretenida.
¿Cómo conociste el MAM? ¿Cómo llegaste a él?
Me pasó que el tema de la carrera de abogado no era lo que yo estaba buscando. Me gustaba estudiar Derecho, pero no ejercerlo. Sabía que era algo que no me iba a llenar completamente. Una vez que terminé la carrera y di el examen de grado empecé a entrevistarme con gente que había hecho otras cosas. Personas que habiendo estudiado una carrera universitaria, se hubiesen dedicado a algo diferente. Ahí fue cuando me acordé de un compañero de curso, del Tabancura, que estaba trabajando en el Colegio San Benito: Cristóbal Valdés.
Le pedí una entrevista y ese día le comenté que había estudiado derecho, pero que necesitaba algo más; que estaba en ese proceso de búsqueda de hacia dónde iba mi vida y que no tenía muchas luces.
¿Qué fue lo que te marcó de esa conversación?
Me dijo que si bien no tenía mucho cómo ayudarme, porque su experiencia había sido distinta, me hacía la invitación a tomarme este lugar como mi casa. Esta invitación, yo me lo tomé bien literal, y después de esa conversación, empecé a venir al San Benito todos los días por por lo menos un par de años. Aquí, muy lentamente empecé a ver el tema del Oficio y la oración. Creo que fue como al tercer año que bajé por primera vez a Vísperas. Este proceso de acercamiento para mí, fue lento. Después del colegio, en la universidad, había dejado todo fuera; los sacramentos, la oración, todo. Y la vuelta fue lenta y requirió harta paciencia por parte de Pipo.
¿Cuándo decidiste ser Oblato del MAM?
Creo que como al tercer año ya empezó una cierta inquietud más ligada a lo religioso. Desde el principio, me llamó mucho la atención la Lectio Divina. Era algo que yo no conocía. La lectio me enganchó y a través de ella me fui acercando al Oficio, a la vida comunitaria y después de 4 ó 5 años ya quise ser parte de la comunidad de oblatos. Mi oblación fue en el año 2000.
¿Cómo tomó tu familia este acercamiento al MAM y el que te hicieras Oblato?
Mi hermano mayor, que es ingeniero, hizo una experiencia de 3 ó 4 años en el Seminario Jesuita y creo que eso preparó a mis papás para ver con otros ojos mi decisión.
Además, creo que ellos veían mi duda vocacional y creo que fueron felices de que se encausara en algo; fueron felices de que hubiese descubierto un camino. Ellos siempre me han apoyado.
¿En qué proyectos y tareas te has desempeñado desde que estás en el MAM?
Desde que llegué he estado en varias cosas. Hice tres revistas del Colegio San Benito; estuve un tiempo largo en San Lorenzo trabajando en el tema de las impresiones, trabajé en la parte administrativas de la Secretaría del MAM, con José Manuel Eguiguren, donde trabajaba con Jonathan Perry. Ahí me debo haber quedado unos cinco o seis años. De ahí volví un año al San Lorenzo como Encargado de la Comunidad del Movimiento y luego me hice cargo de las Comunicaciones Manquehue. En esta última estuve tres o cuatro años.
¿Cómo llegas –después de todas estas experiencias- a hacerte cargo de la Administración del CSB?
Por una extraña razón siempre he estado ligado a la administración de los colegios del Movimiento a través de sus Directorios. Fui parte del Directorio del CSL unos tres o cuatro años; después estuve en el del CSA cerca de cuatro o cinco y me vine al Directorio del CSB hace unos siete u ocho años. Eso ha sido lo más cercano que he estado de la administración.
¿Y cómo ves el desafío de hacerte cargo de la Administración General del Colegio San Benito?
Es un desafío grande y que además fue algo sorpresivo. Éste tiene que ver con el hecho de que la Paula (González), quien era la administradora y que además estaba muy empoderada del cargo y del área, se viera enfrentada a un traslado familiar a EEUU y tuviera que partir. También coincide con proyectos e ideas que tanto la Dirección del colegio como el Directorio creen que se deben hacer al interior de éste y que son cosas que veníamos conversando desde hacía muchísimo tiempo. Entonces, con mi llegada, se abre el espacio para que lo que alguna vez se conversó como idea, pueda ser llevado a la administración, dejando así de ser algo teórico y se vuelva algo concreto.
¿Cuál es tu mayor desafío en este cargo?
El colegio es una casa para mucha gente. Para los alumnos, porque la gran mayoría de su tiempo lo pasan aquí; también lo es para los profesores, porque es más que un lugar de trabajo; para los administrativos y auxiliares… Quiero que entre todos podamos sentirnos más en casa; en esta casa que nos acoge a todos y que juntos vamos construyendo.
Para mí San Benito fue muy clave, aquí yo descubrí el MAM y fue mi primera acogida. A San Benito yo llegué sin entender absolutamente nada y encontré una puerta abierta y me encantaría que otras personas pudieran sentir eso mismo.
¿Qué te gustaría decirle a quienes trabajarán contigo y a la comunidad escolar en general?
Que vengo a San Benito con el fin de que entre todos sigamos construyendo esta casa que nos acoge y donde vayamos descubriendo que Dios tiene un plan. Que lo que esta casa fue para mí, lo pueda ser para otros.