El valor de ser yo misma, los desafíos de la pubertad”
5° básico mujeres
María de Los Ángeles Fernández
La pubertad es una época de grandes cambios, que va entre la niñez y la adolescencia, en donde las niñas comienzan a descubrir quiénes son y quiénes quieren llegar a ser.
En esta etapa se producen grandes cambios en el cuerpo y en cerebro, se puede hacer la analogía con una torre que se derrumba, en donde las niñas empiezan a tener diálogos internos para poder tomar decisiones y poder armar nuevamente esta torre. Este es un proceso muy importante cuyo objetivo es construir la persona que Dios pensó para cada una.
Estos cambios se producen en diferentes niveles: físico, cognitivo y psicológico.
En esta edad aparece una fuerte necesidad de estar bien y de sentirse atractiva para las personas de la misma edad, esto se llama impulso sexual. Este impulso es una forma de salir de sí misma y está hecho para romper el egocentrismo infantil.
A nivel físico, los cambios tienen diferentes ritmos dentro del grupo de pares y esto tiene que ver con la genética y la actividad física. Los brazos y las piernas crecen antes y uno anda torpe e incómodo. La piel se engruesa, pueden salir espinillas, aparecen los pechos, el botón mamario, transpiración con mal olor, la menstruación, etc.
Los hombres también tienen cambios, se produce el estirón, cambios en la voz, aparece el vello corporal, crecen los genitales, la producción de espermatozoides, etc.
En el aspecto psicológico se producen los siguientes cambios:
Conciencia de la interioridad: Consiste en adentrarse en uno mismo, pensar en lo que me gusta y lo que no me gusta, qué es lo que quiero, etc. Es una manera de proteger mi interior.
Cambios de ánimo: Surge una variedad de emociones y sentimientos que no puedo elegir, pero lo que sí puedo elegir es la respuesta, la forma en que reacciono cuando me siento de tal o cual manera. Es importante estar consciente de esto para poder regular mi conducta y reaccionar adecuadamente.
Ambivalencia: Es un sentimiento difícil de manejar, son sentimientos contradictorios que aparecen simultáneamente, por ejemplo, puedo sentir que amo a mi mamá y que al mismo tiempo me da vergüenza. Lo más importante es poder poner nombre a los sentimientos que estoy viviendo ya que así voy a poder lograr una mejor gestión de estos.
Necesidad de independencia: Aparece la necesidad de tener mi espacio y mi intimidad. Por esto, es importante poder tener espacios de soledad y silencio, ojalá poder contar con un espacio físico propio, tener mi escritorio, un espacio para mí en el baño, etc.
Sentimientos de incomprensión: Todos los cambios que estoy viviendo me hacen preguntarme muchas cosas, puedo sentir que nadie me entiende. Es muy importante poder hablar de lo que siento, hay que pedir, conversar, decir lo que necesito.
Comparación: Es normal compararse con las amigas, pero no hace bien. La única comparación que sirve es la que uno hace con uno mismo, por ejemplo ¿está vez reaccioné mejor? Siempre va a haber alguien mejor o peor que uno y compararse no contribuye en nada, sólo genera inseguridad.
Relaciones de grupo se dificultan: Se producen cambios de interés entre las amigas, la clave es recordar siempre que para hacer amigas no hay ser iguales. Lo importante es que se respeten, entender que el otro puede ser diferente, aceptarlo, siempre que no me haga daño, aprender poner límites si ocurre algo que no me gusta, por ejemplo, decir “no quiero que cuentes mis cosas”.
Necesidad de sentirse atractiva: Esta necesidad sirve para salir de mí y buscar al otro, por ejemplo, en el deporte, el grupo de teatro, de la parroquia, de arte, etc. Esto me permite cumplir con mi vocación de amar y ser amado. Es importante que aprendan a escuchare a si mismas, a su conciencia y que conversen con sus papás para que los acompañen a descubrir quiénes son.
¿Y todo esto para qué?
Todos estos cambios son una preparación, un camino para aprender a amar y ser amados, para poder descubrir la vocación que Dios me dio.
Sugerencias:
Ante duda: Pregunta
Frente a los sentimientos: míralos, reconócelos y háblalos.
Evita la comparación.
Frente a los cambios de ánimo: paciencia, buen humor y elige tu conducta.
Frente a la inseguridad: atrévete.
Piensa en cómo ayudarte y ayudar a los demás.
Actividad para conversar en familia:
Preguntas de los padres para hacer a las hijas:
Preguntas de las hijas para hacer a los papás:
¿Hay algo que me quieras preguntar?
¿Hay algo que me quieras decir?
¿Hay algo que me quieras pedir?
¿Hay algo que te podamos ayudar?
¿Quién te contó a ti sobre lo que hablamos hoy?
¿Cómo fue esa conversación y cómo te habría gustado que fuera?